
Sin duda lo mejor del Transantiago ha sido la creación de la Tarjeta Bip!. Cómoda, rápida y segura.
Odio subirme a un bus y ver como gente descarada y sinvergüenza se cola por las puertas secundarias y suben al transporte o más cara de raja aun, campante por la puerta delantera, por el lado del chofer... Seres humanos osados y desafiantes... Evaden el pago de un pasaje. ¡Y puede empeorar! más detesto ver como señoras y señores de avanzada edad, con una cara de palo sacan de entre sus pertenencias un pase escolar con la foto de un chico o una chica que claramente no son ellos.
Está bien, sabemos que Transantiago no es el mejor de los inventos y que colapsa día a día en las horas más conflictivas y que la convalidación entre Bus y Metro no fue el gran acierto de los pensadores del sistema y que a veces se torna muy desagradable viajar en el transporte público... Eso no lo discuto. Pero estamos hablando (y el título lo dice) de la Tarjeta Bip!. Alabada sea y culto le rindo, monumento le preparo y adoración le merezco. Aun asi (y gracias a Dios que es asi) nada es perfecto, es un verdadero ¡cacho! recargar dicho plástico. Si no vivimos cerca de una estación de Metro es una real osadía encontrar un Almacén, Kiosko, Punto Bip!, Servipag, Etc. dónde llenar de dinero la tarjeta. El invento es genial, donde recargarla es un asco.