Un mismo mundo, una visión diferente. Una crítica innecesaria.

viernes, 6 de agosto de 2010

Rincón Literario: Angustias de libertad


Y la noche opaca se dejó ver, hace frío, el cielo nublado cubría amenazante y furioso cada rincón de la ciudad. El viento rugía con pavor tratando de arrancar de raíz a los viejos árboles de la avenida, pero éstos eran más fuertes. Las pocas personas que caminaban por las calles apuraban el paso pues la naturaleza quería correr desnuda y descalza, se hacía notar y se burlaba de nosotros robándose sombreros que volaban de las cabezas de los señores calvos, impedía el correcto caminar de las jóvenes y nadie que estuviera afuera paraba de tiritar.

Manuel, quién miraba con ansias y alegría esta situación desde el ventanal de su alcoba se sentía a la par con la noche que presenciaba: Su alma libre, su fuerza y ganas de gritar, mezclarse y fusionarse con la noche le aceleraban el corazón. Se voltea y mira su recamara… Todas sus pertenencias y entristece. Tenerlo todo y ser una persona solitaria lo termina por consumir, se quiebra y llora. Se voltea nuevamente y mira con recelo a una pareja de jóvenes caminando de la mano en medio de esta tormentosa noche. Suena su celular, es Patricia - una compañera de trabajo que había llegado hace poco a sumarse a su equipo laboral – le pregunta a Manuel si ha terminado la presentación que expondrían mañana, éste le menciona que está todo listo y en medio de su desesperación y angustias de soledad le pregunta si le gustaría acompañarlo para cenar, Patricia simplemente dice que no. Desilusionado Manuel corta la llamada, su angustia crece y salta sobre su cama, flexiona sus rodillas y lleva sus manos a su cabeza sin dejar de mirar el majestuoso viento que se muestra por el ventanal de su alcoba.

Asfixiado y desesperado, un impulso sorpresivo, instinto animal… Se levanta de la cama y sale a sentir la libertad de la noche: el viento lo empujaba, el frío lo paralizaba, la oscuridad lo cegaba. Manuel ríe a carcajadas y alza sus brazos y mira las nubes. Una gota le cae en la cara, luego muchas más… La lluvia se hizo presente. Manuel sigue con los brazos alzados y mirando al cielo mientras el viento y la temperatura lo siguen enfriando, la lluvia lo sigue mojando. Estuvo horas asi hasta que su cuerpo no resistió más y cayó al piso.

Los doctores dicen que murió por hipotermia, los vecinos dicen que se suicidó… Honestamente quiero pensar que en cada brisa está la esencia de Manuel, en cada gota de lluvia una lágrima y en cada noche fría y opaca, su soledad.